Cuéntanos los MEJORES y PEORES momentos del año pasado en tu carrera musical
La semana pasada recibí un mensaje de verdad estupendo de un artista diciendo que entre los artículos de este blog y nuestra Conferencia del Músico DIY del año pasado, él obtuvo «el impulso que necesitaba para lanzar oficialmente una carrera musical.»
Escuchar esto es sumamente gratificante, pero fue la parte que seguía a continuación la que llamó mi atención.
Él contaba que desde entonces había habido momentos «muy, muy bajos» (como cuando su PA se averió dos veces durante un concierto en una boda) y otros «momentos de subidón increíbles» (como un concierto para una empresa en el que el planificador de eventos decidió pagarle incluso más de la tarifa acordada porque el público se quedó pidiendo más bises).
La montaña rusa de tu carrera musical: el momento bueno, el malo, el horroroso, el extático.
Cualquiera que haya tocado música seriamente durante más de cinco minutos ha experimentado probablemente su (in)justa parte de momentos buenos y malos. ¡Queremos saber sobre ellos! Bien sea para echar unas risas, aprender una lección, recibir una palmada en la espalda, o simplemente para hallar algo de afinidad y apoyo, creo que todos sacaremos algo en claro de esta discusión.
Bien, yo seré el primero…
Mi mejor momento musical del año pasado: hacer de «Peter Gabriel.»
El año pasado toqué la parte correspondiente a Peter Gabriel en una recreación total del concierto-película del cantante de 1994, Secret World Live, con una banda fantástica en una sala preciosa, con atrezo, coreografía, proyecciones en 3D, y el público más adorable.
Olvida lo del año pasado; esas pocas horas fueron algunos de los momentos más divertidos que jamás he vivido sobre un escenario. Escribí sobre ello – y sobre los motivos de que el show funcionara tan bien – AQUÍ.
Mi peor momento musical del año pasado: no conseguir repetir el éxito
Prefiero tocar canciones originales en salas de conciertos, pero ocasionalmente también hago extensos repertorios de versiones en bares, restaurantes, sitios turísticos, etc.
El verano pasado toqué tres horas de versiones un sábado por la noche, y estuvo muy, muy, muy bien. La gente de más edad se metió completamente en el bolo; los estudiantes más jóvenes (hey, ¿cómo consiguieron las cervezas?!) no pararon de bailar. La sala entera estaba emocionada; yo estaba a tope y en llamas. Algunos amigos vinieron después y me dijeron que fue increíble verme interpretar un repertorio tan extenso y lleno de energía, de diversión y de canciones que hacían bailar.
Así que cuando me programaron para ofrecer un bolo similar en otra sala dos noches después (un lunes), pensé «¿Para qué reinventar la rueda?», y toqué exactamente las mismas canciones y en el mismo orden.
Fue un fracaso absoluto. Miradas de perplejidad. Algún que otro aplauso por pura educación en el mejor de los casos. Otro amigo que no había estado en el show del sábado me dijo, cuando le pregunté qué demonios era lo que había fallado tan estrepitosamente, «Bueno, supongo que nadie quería en verdad escuchar tres horas de música deprimente.»
¡¿Deprimente?! ¡Eran las MISMAS canciones que toqué dos noches antes! ¡Las divertidas! ¡Las que hacían bailar a la gente! ¡Es así, ¿verdad?! ¡¿Me equivoco?!!
Qué es lo que falló: una noche diferente, un sitio diferente, un contexto diferente. Yo debería haber estado a menos revoluciones. El público puede que tuviera expectativas diferentes. El sonido y la forma de dirigirme al público tal vez deberían haber buscado causar otra impresión. En cualquier caso, la noche del sábado yo me sentía invencible, dejando la primera sala con una receta en mi poder para duplicar el éxito cada vez que interpretara versiones.
El lunes me sentía desinflado y avergonzado. Recogí mi dinero y me largué de allí. Burbuja pinchada.
Muy bien, ahora te toca a ti. Comenta por favor más abajo tus mejores y peores momentos del año pasado.