¿Nuevo en la música? Lo que debes saber para tus primeros pasos

En mis cuatro años al mando de Indajausmusic, mi sello discográfico, he observado atentamente la realidad de los músicos con que he trabajado, y a los que he conocido. Esa observación me llevó a escribir en 2017 “El subdesarrollo de la música independiente”, un libro que habla, en este caso particular, de la realidad chilena, pero que perfectamente se podría extrapolar al resto del vecindario. Por eso, voy a dedicar el espacio que tengo en esta fabulosa plataforma para entregar tip’s de autogestión que puedan ser útiles para todos los músicos hispanoamericanos, en especial aquellos que dan sus primeros pasos en esta difícil industria.

Y esa es la primera sentencia: ésta es una industria compleja, difícil, que cada día se pone más competitiva y exigente con los músicos. En varios países de la región, el músico incipiente rechaza o cuestiona la existencia de una industria, pero para dejarlo en claro desde el principio, entenderemos “industria” como toda actividad que mueve dinero y recursos, en una dinámica de oferta y demanda. En el caso de Chile, es una industria sostenida con el consumo de los propios músicos, quienes pagan para equiparse, para grabar, para fabricar sus discos, para tocar y hasta para tener presencia en los medios. ¿Es igual en tu país? ¿Como funciona la rutina de interacción músico – agente? Puedes contarnos en la caja de comentarios.

Esta industria es más democrática que hace veinticinco años. Pero también es más voraz. Hace dos décadas, adquirir equipos, financiar un fonograma y salir de gira a promocionarlo era un riesgo que asumían los grandes sellos multinacionales. El filtro era enorme y pocos podían lograr constituir una banda. Hoy, los avances de la tecnología, el mayor acceso al crédito y la “democratización” de las formas de consumir contenidos gracias a internet permite que sea más fácil producir un álbum, grabar videoclips y contactar medios de comunicación para buscar difusión. Esa misma oportunidad se convierte en un problema cuando la oferta de música (y de contenidos en general) aumenta exponencialmente. En los noventa, algunos privilegiados podíamos trasladarnos acompañados de un walkman y escuchar nuestras canciones favoritas. Hoy podemos ver en los autobuses a los pasajeros viendo películas completas en sus smartphones. La oferta no solo aumenta en lo musical, sino también en otras formas de entretención. Existen los memes, los chats, el Instagram, las cientos de plataformas de streaming de música y video, los e-books… En pocas palabras, un centro comercial en la palma de tu mano.

Aumenta la oferta mucho más rápido que la demanda, y las cuotas de audiencia se ven seriamente mermadas. La industria lo sabe, y ha acomodado los parámetros para medir el éxito. Si en algunos países había que vender cien mil copias para obtener Disco de Oro, hoy solo se necesitan cincuenta mil.

Las ganancias también se ven seriamente afectadas. Miles de músicos, luego de años de intentarlo, no ven más remedio que retirarse de la actividad al ver que en vez de cumplir el sueño de vivir de la música, se dedicaron a financiar lo que fue un costoso pasatiempo. La respuesta a esta realidad es clara: el músico es un artista, no necesariamente un emprendedor. Eso, al no contar con una estructura (sello, booking, editorial, representante, equipo de trabajo, etc.) provoca que solo tenga una propuesta artística, carente de estrategia comercial, de monetización de su arte. Sólo piensa en vender tickets y discos. Cree que Spotify o iTunes pagan mucho dinero, pero lo que pagan por cada reproducción es un monto bastante bajo, acorde a la realidad de las remuneraciones de casi todas las actividades comerciales digitales.

Volvamos a la era de los grandes sellos: los Backstreet Boys no salían de gira a todos los confines del mundo, Iron Maiden no iba a Perú o Colombia en sus giras, y el tour siempre contemplaba una larga temporada en Europa y Estados Unidos. En estos tiempos lo hacen porque ahí les entra el dinero. En ese entonces, la mercadotecnia producía de todo, cuadernos, tazas, bolígrafos, playeras, gorritas, álbumes de calcomanías, paletas heladas, y toda clase de baratija que, debidamente licenciada, generaba jugosas ganancias. Hoy, es impensable que salga un álbum de calcomanías con las bandas más importantes de nuestros países.

La solidez de un proyecto no se basa sólo en su propuesta artística. Necesita de una justificación económica, de una estrategia de retorno de recursos que permitan reinvertir. De otro modo, es imposible que aparezca el financiamiento, si esperamos transferir el esfuerzo a terceros.

Debemos asumir la industria y sus reglas del juego, no pensar siquiera en nadar contra la corriente. Hay que asumir que si queremos vivir de la música, tenemos que salir a vender nuestro producto. En este contexto, debemos estar conscientes que competimos con muchas voces sin rostro, que sin saber de su existencia, están compitiendo por los mismos espacios: unos minutos en la parrilla de la radio, un espacio en la cartelera del bar o un lugar en la playlist de un estudiante universitario.

Para que tengas en cuenta a la hora de crear un proyecto musical:

  1. Sé honesto contigo mismo: ¿Cuáles son tus objetivos en la música? Ya sea tocar por diversión, buscar el respeto de los pares o la aclamación de las masas, debes ser honesto con tus propias aspiraciones, ya que en base a ellas debes trabajar. Cada meta requiere de un trabajo específico, y si tu objetivo es solo tocar la música que a ti te deja satisfecho, no puedes después quejarse si al público no le importó.
  2. Tu proyecto musical es tu proyecto comercial y tu proyecto comercial es tu proyecto de vida. Estás en esto porque te gusta, te apasiona. A nadie le dicen “tienes cuatro hijos que mantener, así que toma tu guitarra y crea canciones”, al contrario. Si quieres vivir de la música, tienes que planificar tu idea. ¿Qué estilos van a desarrollar? ¿Dónde están las personas que escuchan esos estilos? ¿Qué artistas son los principales referentes? ¿Cuánto cuesta producir el primer álbum? ¿Quién debe componer tu equipo de trabajo? ¿Cómo se monetiza? ¿Quienes son tus primeros fans? ¿En qué medios de comunicación reproducen la música de tu estilo? Cada una de estas preguntas son tu base para desarrollar tu propuesta. Puedes usar recursos propios de la mercadotecnia como el FODA, el canvas, una carta Gantt, etc.
  3. Aprende sobre la industria. La industria cambia a diario. Evoluciona, incorpora nuevos elementos y desecha los que ya no le sirven. Entérate de los nuevos actores que integran esta industria como los curadores de listas o las agencias de booking. Investiga sobre las alternativas de financiamiento en tu país. Busca las principales plataformas de convocatorias para festivales o ciclos de conciertos. Aprende a usar las plataformas de streaming como Spotify, YouTube o iTunes, entiende su funcionamiento y de qué manera les puedes sacar provecho.
  4. Asume que es una competencia. Son tantas las propuestas apuntando en tu misma dirección, que estás compitiendo por un espacio en los oídos de la audiencia. Si tenemos una hora para escuchar música, significa que podremos oír aproximadamente quince canciones. Si tenemos más de 30 opciones, tendremos que dejar a la mitad fuera. La competencia parte desde ese punto y, más adelante, sólo se vuelve más intensa.
  5. No te dejes encandilar por los números. Abundan fanpages de artistas con más de diez mil seguidores, pero que en sus posts no superan los cinco comentarios y los diez “me gusta”. no infles tus números para sorprender a nadie, ya que los expertos saben como analizar tus estadísticas y saber la viabilidad de tu proyecto. Esto se asocia al primer tip, ser honesto consigo mismo. En mi opinión, los bots no son un aporte, solo contribuyen al autoengaño y no se traducen en lo que realmente necesitamos: fans reales, de esos que van a tus conciertos y compran tus discos.
  6. No te frustres tan rápido. No esperes convertirte en la nueva estrella mundial apenas publiques tu primer sencillo. Este camino es largo, necesita de una tolerancia altísima a la frustración y el fracaso. Puede que hayas hecho todo bien, paso a paso y aún así no veas los resultados esperados. Si no estás dispuesto a soportar traspiés, sencillamente no estás hecho para ésto.

Pero lo más importante, es que nunca te rindas. Evalúa siempre los resultados, te vaya bien o mal. Todos los días se aprende algo nuevo y tenemos el deber de instruirnos a diario para estar en sintonía con lo que la industria requiere de nosotros.


Utzu GarcíaPublicista, escritor y gestor chileno. Director del sello Indajausmusic, ha trabajado como proveedor de servicios para más de trescientos artistas de su país. Ha asesorado proyectos para obtener financiamiento público y privado, y es un activo gestor de la industria musical independiente. Con su libro “El subdesarrollo de la música independiente”, fenómeno editorial autogestionado por su propio sello, se ha convertido en un referente para los artistas que recién comienzan y buscan orientación para fortalecer sus proyectos.

Además, se ha desempeñado como panelista en programas de radio, fue fundador de las extintas Revista Emergente Chile y República de la Música. También creó Zampoña, la primera revista de música en el mundo diseñada exclusivamente para smartphones.