Tu Personalidad Procrastinadora (y cómo controlarla)
Los músicos son maestros de la procrastinación; aquí tienes la forma de postergar las cosas como un jefe
Si alguna vez has hecho gimnasia, sabrás que una de las primeras cosas que se enseñan es a caer. No es que los entrenadores y profesores quieran que te caigas, sino que irremediablemente vas a hacerlo. Así que estaría bien que aprendieras a caer sin hacerte daño. Adopto el mismo punto de vista en lo que toca a la procrastinación. Es algo inevitable. Así que, ¿por qué no desarrollar algunas habilidades para procrastinar como un jefe?
Procrastinamos a la hora de hacer La Cosa que sabemos que necesitamos hacer por diversas razones que normalmente pueden dividirse en dos categorías: El Miedo o El Agobio.
El Miedo
Aparcamos las cosas para más adelante cuando, inconsciente o conscientemente, tenemos miedo de los posibles resultados que podemos obtener si nos ponemos a hacer de verdad La Cosa. ¿Y si odian esta canción? ¿Y si HAGO este bolo y no soy capaz poner la sala patas arriba? ¿Y si les envío un email y me contestan que no?
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Sea como fuere, El Miedo es normalmente la primera cosa que nos impide ser unos tipos duros imparables en lo que toca a nuestras carreras musicales.
El Agobio
El Agobio aparece cuando no tenemos ni idea de qué hacer primero, por dónde empezar, o cómo hacer La Cosa. Nos quedamos ansiosos, nerviosos, y queriendo escondernos debajo de las sábanas. ¿La solución? Entra en acción a pesar de cómo te sientas al respecto, o pide ayuda. Divide La Cosa en otras Cosas más pequeñas y manejables, y estarás en el buen camino.
Habilidades para enfrentarse a la Procrastinación
Ahora, dicho todo esto, algunas veces, en ocasiones, la procrastinación sigue apareciendo, y esto está del todo BIEN. Ya que es algo que va a pasar, saquemos el mayor provecho de ello.
Aquí tienes algunas de mis habilidades favoritas de maestro procrastinador asociadas al tipo de procrastinador que puedo ser un día u otro.
El Procrastinador Productivo: soy de esas personas que normalmente funciona bien sin una imperiosa fecha límite. Algo que hace mucho más sencillo postergar La Cosa que hay que hacer hasta casi el último minuto. Evitaré hacer La Cosa haciendo otras cosas que debo hacer pero no están en lo alto de mi lista de prioridades… como por ejemplo aspirar el pelo que ha perdido el perro a lo largo de la semana. Tiendo a hacer esto incluso en mayor grado preparándome para ello la noche anterior; vacío la aspiradora, la saco fuera (quizá hasta llegue a enchufarla) para estar del todo seguro de que si EFECTIVAMENTE procrastino, sacaré de ello el máximo provecho.
El Procrastinador Relajado: Como músico independiente y compositor freelance, siempre, SIEMPRE estoy listo para responder un email, listo para apuntar una idea lírica, y siempre estoy buscando el siguiente bolo, la siguiente colaboración, el siguiente contacto. El deseo de procrastinar puede ser muy fuerte y arrastrarme a la hamaca o el sofá. Pero saliendo a dar una vuelta durante media hora, viendo unos episodios de This Is Us, o sacando a pasear al perro mientras llamo a un amigo, el Procrastinador Relajado me da el descanso que yo debería haber programado. Cuando decido sucumbir, me pongo un límite de tiempo (de modo que mantengo el rumbo), y no me mortifico por la pausa que estoy haciendo.
El Procrastinador Digitalmente Distraído: A este lo conoces. Te metes en Twitter una vez más. Diseñas otra habitación en tú House Design app. Otra ronda de Candy Crush (¿todavía juega a esto la gente?). Sacamos de repente el móvil o abrimos nuestro paneles en los medios sociales cuando nos atascamos o nos demoramos haciendo La Cosa. Para sacar el máximo de este retraso, sé consciente de cuándo das rienda suelta a tus vicios digitales y tómate un instante para preguntarte por qué estás distrayéndote y cómo sacar de ello el máximo provecho. Si estás deambulando por Facebook, ve a ese grupo de músicos para leer y comentar las publicaciones recientes. ¿Vas a ver unos vídeos en YouTube? Encuentra un vídeo musical de otro músico indie de publicación reciente y compártelo en tus redes sociales.
El Procrastinador Desagradable: Este caso se da cuando estás muy estresado por La Cosa y te sorprendes a ti mismo caminando de un lado al otro, hablando mal a tu pareja o compañero de cuarto, quejándote de tus compañeros de banda o de un cliente, o simplemente sintiéndote enojado. Aquí la única solución es esta: PARA esta actitud. Siéntate y haz La Cosa. Sabrás cuando es el momento de hacerla… exactamente cuando MENOS te apetezca.
Cada tipo de procrastinador aparece cuando algo más nos está pasando: La Cosa que hay que hacer necesita ser dividida en tareas más pequeñas y manejables; nos sentimos solos; tenemos miedo de los resultados; nuestras vocecitas nos dicen «no eres lo bastante bueno/merecedor/digno/etc.» Sea cual sea el motivo del encuentro con nuestro Procrastinador, el truco está en aceptarlo y después escoger si le dejarás o no quedarse, durante cuánto tiempo, y cómo vas a hacer equipo con él para sacar el máximo provecho al tiempo que paséis juntos.
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