Cuando decidí dedicarme a la música profesionalmente, fue tanto un acto de pasión como un acto de rebeldía. Crecí en Chile, un pequeño país conservador al fin del mundo, escuchando tanto a Michael Jackson y Madonna, como James Taylor y los grandes artistas folk norteamericanos de los 60 y 70. Nací en los 80 y crecí durante los 90, pero antes del MP3 en un país remoto, el estrellato se sentía como sueño imposible y mis conocimientos y gustos musicales no iban más allá de lo que estaba disponible en la radio o MTV.
En mi mundo era impensable que alguien se dedicara al arte de forma profesional. Era algo poco aceptado, improbable y fuera de la norma. La industria en Chile era en ese entonces y sigue siendo hoy bastante pequeña y en lo que concierne a oportunidades en la industria los ojos de todos apuntan a lo que sucede fuera del país, más que a dentro del país. Siendo así, mi más grande aspiración era salir de mi patria, para seguir lo que anhelaba, sabiendo que si lo hacía no habría ninguna seguridad, sino que por el contrario más probabilidades de fracaso y frustración que de éxito.
Sin embargo, decidí en un acto de confianza, locura y rebeldía, que le probaría a todos aquellos que alguna vez me dijeron que esto era imposible, que era una mala idea, o que debería estudiar algo más socialmente aceptado, que estaban equivocados. Así que a los 17 años postulé a una beca al único lugar donde me interesaba estudiar: Berklee College of Music.
Para una chica sudamericana como yo, la mera idea de dejar mi país para desarrollar una carrera en la industria de la música era de por sí disruptivo y ambicioso, por lo que cuando recibí noticias de que me habían invitado a audicionar para una beca en Argentina, les informé a mis padres que en unas semanas estaría viajando. Por supuesto, teniendo tan solo 17 años, no tenía idea de como iría o si mis padres lo permitirían, pero algo en mí me decía que tenía que ir y estaba determinada a hacer lo necesario para que sucediera. Esa beca tenía mi nombre, es solo que otros aún no lo sabían.
A pesar de que, a todos los adultos a mí al rededor, esto les parecía una idea descabellada (incluyendo mis profesores y todo el círculo de adultos que rodeaba a mis padres), mis padres me apoyaron y nunca dudaron de mi elección o de mi camino. Viajaron conmigo acompañándome a la audición y celebraron conmigo unos meses después cuando recibí noticias de que había recibido la beca.
Berklee fue una experiencia increíble. Conocí personas de todo el mundo y mi gusto musical creció exponencialmente. Tuve la oportunidad de tocar con músicos de diferentes lugares, que además eran mejores que yo. Formé varias bandas y compuse y grabé dos discos.
Sin embargo, a pesar de que la universidad me hizo mejor música, no me enseñó a ganarme la vida haciendo música. Años más tarde comprendí que esto sucede en bastantes carreras. La universidad te educa en tu profesión, pero aprender a ganarse la vida en la profesión escogida es algo que muchas veces se aprende haciendo. Sin embargo, la carrera musical presenta una dificultad adicional y es que en nuestra industria no hay un camino definido, una línea recta a seguir y por ende cada uno debe trazar el suyo propio.
Cuando alguien se gradúa de una carrera tradicional, por ejemplo leyes, sabe que si encuentra trabajo en una firma de abogados respetable y es bueno en lo que hace, en algunos años probablemente pasará a ser socio en aquella firma. Hay eslabones corporativos claramente definidos a los cuales uno puede aspirar y tomando esto en cuenta uno sabe que si sigue esa ruta preestablecida podrá ascender poco a poco.
La industria de la música por el contrario es una especie de selva, hay mucho ruido, poca dirección, una variedad de caminos diferentes y cada artista, banda, productor etc tiene su propia historia. Cada una de esas historias es increíble y por lo general está contada de tal forma que uno siente como si faltara una pieza importante del rompecabezas de cómo todo sucedió, una parte del relato sin la cual nos es imposible comprender del todo cómo alguien llegó a ser quien ha llegado a ser.
¿Cómo llega Jane Doe nacida y criada en una pequeña ciudad de Louisiana a convertirse de pronto en una súper estrella? Hay una parte de la historia que sucede fuera de nuestro alcance a la cual no tenemos acceso. Al ignorar hechos y datos de importancia los músicos y artistas hambrientos y curiosos nos vemos sin otra alternativa que responder a esa incógnita con lo que imaginamos en nuestra mente, lo cual en términos prácticos significa que, ilusionados y con poca dirección, tratamos ciegamente de descubrir qué pasos tomar para llegar a donde queremos ir.
En el momento en que decidí dedicarme a la música, la industria iba rápidamente en decline. El MP3 recién había salido. Napster había sido obligado a cerrar su servicio. Apple estaba lanzando su primer iPod. Las grandes discográficas estaban aterrorizadas. Nadie sabía para donde iba la industria y las compañías más importantes se encontraban reacias a invertir en nuevos artistas porque el viejo modelo estaba viviendo una tortuosa muerte.
Varios de mis amigos en aquel entonces estaban bajo contrato con sellos grandes y comúnmente oía trágicas historias de cómo habían firmado con un sello, el cual posteriormente nunca había lanzado su disco. Se encontraban atados a un contrato sin poder salir. No tenían apoyo del sello y ellos mismos (los artistas) no podían lanzar su disco porque los fonogramas ya no les pertenecían. Yo no quería que esto me sucediera a mí. Así que tome la decisión en ese momento de mantenerme independiente por el mayor tiempo posible, de ser dueña de mis fonogramas, de mis derechos editoriales y de mi carrera y de ver cuan lejos podía llegar haciendo esto a mi manera. Y eso fue lo hice.
Existe esta idea bastante común del artista «muerto de hambre» y luego existe está idea glorificada que la mayoría de nosotros tenemos de la gran súper estrella. Pero en la realidad hay todo un mundo entre un extremo y otro, donde existen músicos, compositores, autores, DJs, productores y artistas viviendo de la música y desarrollando su carrera, a su manera y en sus propios términos, creando su propio mercado y a su tiempo.
¿Es difícil? 100%. ¿Imposible? No. Tan solo requiere de gran dedicación, fortaleza, decisión, confianza y ciertamente una alta tolerancia al riesgo.
La revolución digital ha traído consigo importantes cosas. Indiscutiblemente es mucho más accesible hoy que nunca antes crear y editar música. Ya no se necesitan grandes presupuestos para grabar música de calidad y además hoy cualquier persona puede editar y lanzar música digitalmente en Internet y llegar así a un público global por medio de los retailers de música digital y medios especializados tales como blogs, radios online, redes sociales etc.
Sin embargo, la era digital también ha traído consigo nuevos desafíos. Hay mucha más música disponible hoy que nunca antes, lo cual también inevitablemente genera mucho ruido, y con tanto ruido; ¿cómo logro que sea mi voz la que es oída?
En mis 15 años en la industria de la música como artista independiente he tenido grandes aciertos y sin duda muchos fracasos, pero mirando atrás tengo mucho por qué estar agradecida y mucho por qué enorgullecerme.
He girado y viajado por varios países del mundo como solista, con mi banda y con mis hijos (soy madre de dos niños), presentándome en algunos de los festivales de música más importantes del planeta (Lollapalooza, SXSW, Sziget). La música me ha llevado a lugares como Cuba, Argentina, Australia, Estados Unidos y Alemania, teniendo la oportunidad de componer con increíbles autores y compositores de diferentes países y de colaborar con artistas en Australia y China quienes han grabado mis composiciones incluso en mandarín.
Mis canciones aparecen en series de TV, películas y campañas publicitarias en el Reino Unido, Estados Unidos, Corea del Sur, Chile y Macedonia habiendo sido licenciadas para series como Teen Mom, Private Practice, Parenthood, Reign y The Rain (Netflix) y para campañas publicitarias de marcas como Blackberry, Massimo Dutti, and Ralph Lauren. Mi música suena además en tiendas de retail en lugares donde nunca he ido. Frecuentemente mis amigos me envían videos con mi música sonando de fondo mientras están a la espera al teléfono en Jet Blue, mientras están de compras en alguna gran tienda en Panamá o mientras toman café en un Starbucks en Londres y mi trabajo ha aparecido en algunas de las publicaciones más importantes en la industria musical (Spin Magazine, KCRW, PASTE Magazine, Relix, the LA Times etc).
No obstante, cada derrota por frustrante que sea nunca es en vano, y forma una parte importante de lo que implica emprender sin importar tu profesión.
Por cliché que suene, cada experiencia errada nos regala información, conocimiento y sabiduría que no teníamos antes, facultándonos para afrontar los desafíos con nuevas herramientas y más alturas de mira, lo que a su vez nos permite llegar más lejos la próxima vez.
Leí una vez una frase atribuida a Banksy que dice; “Si te cansas aprende a descansar, no a desistir.” También oí alguna vez a alguien decir “Quienes lo logran no son los más talentosos, sino simplemente quienes no se dieron por vencidos.”. Intento recordarme esto a mi misma y a otros artistas cuando el camino se pone arduo. Cuando esto ocurre es mejor dar un paso atrás para reponerse y así poder seguir caminando hacia delante.
Sin importar cuantos logros o experiencia tengamos, siempre necesitaremos dedicación, fuerza y una alta tolerancia al riesgo para abrir nuevas puertas y lograr nuevos objetivos.
En mi caso, reconectar con ese fuego interno que me impulsó a optar por una carrera musical hace casi 20 años es clave aún hoy para continuar construyendo y desarrollando día a día cada uno de mis sueños y proyectos y atravesar los inevitables desafíos.
Si pudiera aconsejar a nuevos músicos y artistas en este emprendimiento, les diría lo siguiente:
1) Edúcate y aprende lo más posible sobre la industria de la música.
Hoy tenemos Internet y no hay mejor herramienta para acceder a la información. Ya no tenemos excusa para no aprender aquello que quieres aprender si realmente te interesa. Toma cursos, escribe a otros músicos, artistas, productores y compositores, invítales un café, hazles preguntas, aprende de su experiencia. Elige 1-2 artistas a quienes admires y aprende lo más posible de ellos y de su historia. Lee libros, ve entrevistas y documentales. Asiste a mercados musicales y convenciones. Conoce gente en la industria, habla con todos los que puedas, llévate sus tarjetas de presentación y asegúrate de escribirles y continuar la conversación. Sé perseverante, pero no obsesivamente insistente. Mantente curioso, voraz y absorbe lo más que puedas en cuanto a información, educación y experiencia.
2) Conviértete en mejor emprendedor(a), no tan solo un(a) mejor músico(a).
Si quieres ganarte la vida haciendo música, debes enfrentar esto no solo como un trabajo o una carrera, sino que como tu propia pequeña empresa de la cual tu eres el CEO. Como tal, edúcate en todo lo relacionado con emprendimiento, marketing, manejo de negocios y liderazgo. Construir equipos sólidos y encontrar personas con quienes trabajar y colaborar que se complementen contigo, tus fortalezas y tus debilidades será clave para desarrollar un negocio exitoso. Ninguno de nosotros es bueno para todo, pero todos somos buenos para algo. Por eso conoce tus virtudes y tus debilidades y asegúrate de trabajar con personas que sean buenas haciendo aquello que a ti te cuesta, no te sale natural o simplemente no es tu fuerte. Escribe un plan de negocios y divídelo en partes pequeñas y alcanzables. Asegúrate de hacer una cosa cada día que te acerque a donde quieres llegar.
3) Se proactivo(a).
De vez en cuando todos tenemos un golpe de suerte, pero la mayor parte del tiempo no se nos regalan los logros. Por esto se proactivo y busca oportunidades. Como mencioné antes, escríbele a personas que admiras. Quizás la mayoría no te responda, pero algunos lo harán. Haz muchas preguntas. Siempre haz preguntas. Si es posible encuentra un mentor, alguien que haya hecho esto antes y que pueda transmitirte su conocimiento y sabiduría. Recuerda ser resiliente. Muchas puertas se te cerrarán. Será difícil que esto no te abata, te canse y te frustre. Muchas veces querrás darte por vencido, pero si logras recordar que cada puerta que se cierra te acerca más a la puerta que se abrirá podrás sobreponerte mucho más rápido y fácilmente de aquellas derrotas o contratiempos para así continuar persiguiendo más oportunidades.
4) Nutre tu fuego.
Recuerda por qué decidiste hacer esto en primer lugar. Continúa nutriendo tu fuego y la inspiración, motivación y alegría de vivir que te impulsaron a ir tras este sueño. Habrá tiempos en que tu energía disminuirá y querrás dejarlo todo, por eso es importante encontrar cosas que te inspiren y te motiven para que cuando te sientas des-inspirado puedas recuperar esa inspiración. Haz cosas que te muevan, ya sea escuchar entrevistas de tus artistas favoritos, ir a conciertos en vivo, ensayar con tu banda, tocar shows o quizás simplemente tomarte un poco de tiempo libre para caminar en la naturaleza o salir con amigos. A veces necesitamos alejarnos un poco de todo para poder volver a reintegrarnos con más energía.
5) Mantén latente tu rebeldía.
Siempre habrá quienes intenten convencerte de que esto es demasiado difícil, de que hagas otra cosa, o que este camino es simplemente imposible. Lo que tú crees es mucho más importante que lo que otros piensen. Así que mientras no le estés hacienda daño a nadie, continúa transitando por tu camino con seguridad y confianza ya que nadie más puede recorrerlo por ti.
6) Equivócate y hazlo seguido.
No hay otra forma de hacerlo. Debes equivocarte, incluso fracasar una y otra vez. No es agradable. Es frustrante y desmotivante, pero recuerda que cuando eras pequeño y no sabías caminar te caíste muchas veces antes de aprender a andar y lo hiciste con una sonrisa. Hoy ni siquiera recuerdas todas esas caídas y el caminar eventualmente se hace fácil, aun cuando alguna vez parecía imposible. Las mejores experiencias llegan a nosotros a través del intento y el error. La mayoría de los grandes emprendedores tuvieron muchos intentos fallidos antes de dar en el clavo con un gran acierto. Errar es simplemente un parte del proceso, así que amígate con las dificultades, tómate un minuto para desempolvarte y continúa adelante.
…y por último lo más importante, no te des por vencido.