El AUTÉNTICO “secreto” del éxito del que la mayoría de músicos no quieren oír hablar

Deja de esperar el milagro.

Como músicos, pasamos incontables horas creando música, solo para cruzar los dedos y esperar que nuestra última gran canción llegue mágicamente a los oídos de nuevos oyentes.

O posteamos imágenes en Instagram con un millón de hashtags todo el día, porque es lo que algún gurú de las redes sociales nos ha dicho que hagamos.

O ponemos nuestra fe y futuro en manos de la última y reluciente utilidad o app de iPhone.

Nos tienta la promesa de un santo remedio, lo último, el programa que nos garantizará fans al instante, la estrategia de marketing de moda que con toda seguridad derribará todas las barreras camino del éxito.

Incluso una herramienta online tan potente como show.co de CD Baby (CONÉCTATE!) es solo tan efectiva como lo sea la energía creativa que pongas en tus campañas; su alcance es igual al esfuerzo que dediques a hacer correr la voz.

Es trabajo. Es todo trabajo. No es magia. Sí, un poco de suerte también. Pero sobre todo trabajo. 

El trabajo duro tiene más sentido que las prisas

Mi entrevista con el guitarrista Lance Allen puso en evidencia este punto. Él ha estado pagando su hipoteca con lo que gana de su actividad en streaming en Spotify y Pandora. ¿Cómo? Ni por arte de magia ni por casualidad. El tipo trabaja muy duro. No solo practicando guitarra, sino buscando, contactando a la gente adecuada de la forma correcta, persistiendo, marcándose objetivos y persiguiéndolos sin desistir hasta que ha explorado todos los caminos posibles. No se apresura, lo que para mí siempre implica un elemento de engaño o histeria. Trabaja duro Y de forma inteligente. Sus esfuerzos tienen intención.

Sí, es tentador pensar que puedes pagar a una empresa o a algún gurú $50 o $5000 y triunfar de la noche a la mañana, pero la verdad es que tu éxito –si es que llega– habrá sido el resultado de muchas pequeñas victorias. Por las que TÚ has luchado, aprendiendo de los errores y mejorando en el camino.

Cómo contratar más y mejores conciertos. Cómo seleccionar mejor tu público para los anuncios de Facebook. Cómo llegar a curadores que incluyan tu música en sus playlists. Cómo hacer que tu álbum entre en las listas. Al final todo depende de ti, de la planificación a la ejecución.

Estás en la música con intención de largo plazo, ¿verdad? No aflojes.

Puede sonar sexy tener un promotor de radio y un publicista trabajando para tu nuevo disco. Pero eso es exactamente lo que harán, “trabajar”. Trabajar: algo por lo que les pagarás miles y miles y miles de dólares. Puede ser una inversión que merezca la pena, abriendo puertas simultáneamente de radio y prensa, mientras te ahorran horas de tiempo que puedes dedicar a ir de gira o grabar o lo que sea. Si tienes el presupuesto, naturalmente…

Pero también puedes guardar ese dinero y comprar un libro como The Indie Bible. Sí, un libro a la antigua usanza, no una sofisticada app. Un libro con listas de contactos de la industria desglosados por región, género y área de competencia (radio, prensa, contratación, etc.), con nombres, emails y direcciones. Todos esos “contactos” totalmente inútiles hasta que TÚ te pones a la tarea de conectar con ellos y crear una nueva conversación.

Igualmente, puedes pagar un equipo de promociones de streaming una carretada de dinero para que tu música entre en playlists (si tienes suerte). O podrías dedicar una hora al día a buscar coincidencias entre perfiles de usuario en Spotify y Linkedin, Facebook, Twitter, Tumblr, o cualquier otra pista que encuentres, con idea de identificar y contactar tú mismo a los curadores de playlists.

Puedes sentarte a quejarte lo duro que es encontrar buenos conciertos, o rezar y rezar porque algún agente de contratación bien conectado te coja como nuevo cliente, alguien que contratará tus conciertos por ti y llevará toda esa parte desagradable de negociar cachés… o puedes entrar ahora mismo en Indie on the Move y empezar a caminar.

Es trabajo. Son largas noches hasta las 3 de la mañana frente a la pantalla de un ordenador. Es contratar tu propia gira con bandas amigas por todo el país. Es escuchar un centenar de veces NO por cada Sí, y aun así mantener tu cabeza (más o menos) alta.

Es trabajo. Es un fastidio. Es esencial.