La clave para tocar más (y mejores) shows
¿Recuerdas la primera vez que recogiste tu instrumento? ¿Qué hay de la primera canción que aprendiste a tocar o cantar? Para mí, uno de mis primeros recuerdos favoritos es la emoción de mi primer concierto.
Mi primer concierto fue en el bar de un hotel cuando estaba en décimo curso. Era una competición de Batalla de Bandas y solo acudieron un puñado de los huéspedes del hotel. Mi banda de hard rock sonó horrible. Nuestras habilidades a la guitarra eran flojas y a nuestras voces les habría ido bien un montón de ayuda. Mi banda acabó perdiendo esta competición con una banda que mereció ganar.
Pero a pesar de ese público reducido y aleatorio y del espantoso sonido de mi banda, no podría haberme sacudido de encima la estupenda sensación que me produjo tocar.
Dos años y muchos ensayos después mi banda tocó en nuestro festival de talentos escolar. El público y la experiencia fueron completamente diferentes. Había 600 estudiantes que querían ansiosamente escuchar guitarras aullando a todo volumen y baterías siendo aporreadas. Abrimos el concierto con el nuevo single de Guns N’Roses «Sweet Chil O’Mine.» Poco después nos dijeron que se nos podía escuchar tocando a lo largo y ancho del campus entero. El auditorio entró en erupción y los profesores entraron en pánico. Fue algo impresionante que nunca olvidaré. Nos pidieron varias veces que bajáramos el volumen durante nuestra actuación, pero completamos nuestra lista de canciones antes de que nos desenchufaran.
Este fue mi primer momento de gloria. ME ENCANTÓ esa sensación. Como músico, de verdad que la cosa no puede resultar mejor. Desafortunadamente, los conciertos como ese no aparecen a menudo.
No fue hasta hace unos pocos años cuando empecé de nuevo a tocar en conciertos emocionantes. Desde entonces he podido participar en shows con las entradas agotadas junto a artistas premiados con Grammys. Pero, ¿quieres saber un secreto?
Ninguno de esos conciertos habría tenido lugar de no haber hecho yo una cosa: insistir.
Si quieres cerrar el concierto, necesitas hacer un seguimiento constante.
Esto significa no dejar de pedir tocar hasta que escuches un «sí» o un «no.»
Puedes enviar emails o hacer llamadas telefónicas. Pero después de haber hablado con cientos de salas puedo decirte por propia experiencia que no quieren que les llames a menos que te lo hayan pedido expresamente. Son gente ocupada y tienen un trabajo que hacer.
Las salas tampoco quieren que contactes con ellas demasiado a menudo. En otras palabras, son como cualquier otra persona. Odian los correos basura, el spam, y los molestos mensajes de voz. Sencillamente no quieren que se les moleste. Imagínate a alguien dándote la lata a diario por algún asunto. ¿Qué posibilidad habría de que sucumbieras a esta persona?
Por el contrario, si insistes en el momento oportuno y de una manera amable, será mucho más probable que una sala o un programador se sientan obligados a ayudarte.
Aquí tienes la mejor manera de hacer seguimiento para asegurarte de que consigues el concierto.
Las 4 Mejores Prácticas Para Hacer El Seguimiento De Un Concierto
- Ponte en contacto por email a menos que la sala solicite una llamada.
- Haz el seguimiento una vez a la semana, ni más, ni menos.
- Sé agradable. Ponte en el lugar de la otra persona (no eres el único que está pidiendo que le den un concierto.)
- Pregunta solo lo importante. Si puedes, limita tu petición a una sola pregunta.
Da lo mismo que quieras conseguir un concierto, un contrato con un sello discográfico, o que tu música aparezca reseñada en un blog – tienes que insistir.
La gente olvida que llevamos una vida muy ajetreada, y tus emails pueden fácilmente extraviarse en la bandeja de entrada de alguien. Haciendo el oportuno seguimiento, puedes evitar que tus mejores oportunidades pasen desapercibidas.
¿Qué dices tú en tus correos de seguimiento? Dinos en los comentarios…