Una anécdota sobre grabación y la importancia de las personas con quienes trabajas
Mientras la tecnología ha avanzado en la última década, el mundo de la grabación digital ha evolucionado a pasos larguísimos.
Yo grabé mi primer proyecto en 2003, en un Akai DPS16. El equipo tenía un disco duro enorme, de 10 gigas, y algunos efectos muy buenos. Y era una unidad completa, independiente. Yo podía hacer unos loops en mi computadora, en Acid, y después los montaba en el Akai. Era increíble. Mis amigos y yo nos divertíamos mucho con todo eso. No teníamos idea de que éramos tan ignorantes en términos de lo digital. A nosotros sólo nos importaba que podíamos hacer música y hacerlo así era MUCHO mejor que con nuestro Tascam 4 analógico!
¿Calidad MP3? ¿Archivos wave? ¡Eso no importaba nada! Aunque para el 2002, mi falta de conocimiento era embarazosa, ¡pero yo era una artista! Y que no me vinieran con esas tonterías técnicas! Era ridículo. Nosotros teníamos buenas canciones y ideas, pero la calidad de las grabaciones obviamente no era buena. Pasado el tiempo, lo entiendo mejor.
Cuando Apple lanzó el Garageband, a mí me encantó inmediatamente y luego grabé un EP con él, en 2008. Era un gran paso adelante en términos de la calidad del sonido. Yo podía hacer mucho más con los sonidos medios que el equipo ya tenía y con las extensiones con que venía. Fue una experiencia buenísima. Todo era limpio y sencillo. El producto final quedó mucho mejor, pero todavía no había llegado a su punto.
En 2011, yo pasé a usar el Logic y grabé mi primer sencillo con él, que se llamaba «Winter is Over». Era una canción con una guitarra pesada, sin mucha batería o percusión. En mi opinión, era lo mejor que yo había conseguido grabar solo, hasta aquél momento. Ahora sabemos que Logic es uno de los programas de grabación profesional más baratos, pero a la época me encantó utilizarlo. Fue una transición fácil para mí, porque ya me había acostumbrado al Garageband. No era como Pro Tools, pero tenía muchas de sus funciones.
Trae los profesionales
Sin embargo, aun después de seguir trabajando en «Winter is Over», no estaba satisfecho. Pero entonces, ¿qué era lo que me faltaba? Yo tenía las herramientas necesarias para hacer lo que la mayoría de los músicos profesionales hacían. Al final, busqué ayuda de Bret Teegarden, alguien más experimentado que después se volvió un gran amigo mío.
Hace poco tiempo, le pregunté a Bret, que mezcló y masterizó mis dos últimos proyectos, qué pensaba sobre el tema. Lo que me dijo fue:
“Por lo que veo de personas que usan estudios caseros en vez de profesionales, yo creo que es posible lograr buenos resultados con los dos. Sin embargo, un ambiente profesional puede ser menos frustrante y, además, puede hacer con que uno ahorre tiempo y plata, si es que tú valorizas tu tiempo. Otra cosa es que los profesionales de hecho te ayudan en términos de producción. Hay mucha gente que tiene sus estudios es casa, pero en general los profesionales ya pasaron por todos los errores que alguien que graba en su propia casa todavía va a encontrar en su camino.»
Entonces: ¿un estudio casero es tan bueno cuanto un profesional? Yo estoy de acuerdo con Bret, los dos están parejos. Llevemos en cuenta que los estudios profesionales suelen ofrecer espacios más grandes y con condiciones acústicas más adecuadas. Sin embargo, lo que hace con que una grabación sea mejor que la otra, el 90% de las veces, en mi opinión, es la gente con quienes trabajas. Es eso lo que hizo con que mi nuevo EP «Everything I Love» sea mi mejor trabajo hasta ahora. Yo podría haber llamado a cada uno de los músicos, ellos vendrían a mi casa y harían cada uno su parte. Es claro que en ese caso yo tendría que haber hecho la batería en otro lugar, pero además de eso mi estudio casero habría sido suficiente. Sin embargo, yo nunca habría tenido la misma sinergia que tuvimos con todos juntos. Yo nunca habría tenido la ingeniería y la pericia de producción de tipos como Jeff Pitzer, Bret Teegarden y Chris Omartian. Ellos son buenísimos en lo que hacen, y fue increíble trabajar con ellos.
Creo que podemos decir que los programas y los discos duros nos van muy bien. La verdad es que podemos hacer cosas increíbles con ellos hoy día. Pero son las personas quienes hacen un buen proyecto. Hasta que encontremos una forma de reemplazarlas (y ojalá no lo consigamos) son ellas las que van a hacer la diferencia. Y eso probablemente vale mucho más allá del mundo de la música.
Es eso. Sigue adelante y sé profesional.
[Este texto fue escrito por el colaborador invitado Steven James Wylie.]