Cómo grabar y producir música en casa

 ¿Intentas grabar y/o producir música de calidad desde un estudio de grabación desde casa? ¡Has escogido el momento perfecto! De “When We All Fall Asleep, ¿Where Do We Go?”, de Billie Eilish, a “How I’m Feeling Now”, el proyecto colaborativo de Charlie XCX, o “Folklore” de Taylor Swift, una serie de lanzamientos de éxito se han grabado fuera de un estudio tradicional.

Pero aún así estos álbumes se hicieron con el apoyo y la financiación de un gran sello. ¿Qué pasa con alguien que no tiene unos cientos de miles de dólares para instalar un estudio de grabación de vanguardia en su casa? ¿O que no puede contratar al productor del momento? ¿O alguien que ni siquiera tiene un micrófono caro?

¿Cómo puedes producir un disco con buen sonido sin dirigirte a un estudio profesional y sin gastar todos tus ahorros? Te lo enseñaremos en este artículo. Pero primero, veamos un poco de contexto, de qué significa “producir” música.

¿Qué es la producción musical?

Respuesta breve: La producción musical es el proceso de captar las ondas de sonido analógico en un medio reproducible a través de un dispositivo de grabación. La persona que se especializa en captar estas grabaciones es un productor musical. Supervisa el proceso de grabación e intenta hacer que la música suene lo mejor posible a la vez que trabaja con los músicos para hacer realidad su visión artística.

A lo largo de los 120 años de historia de la música grabada, el grado de intervención del productor musical ha cambiado a medida que la tecnología avanzaba y las tendencias estilísticas iban y venían.

Veamos cómo han evolucionado la tecnología y las tendencias retrocediendo a los orígenes de la música grabada.

Los inicios de la producción musical

En el siglo XIX, la música se grababa directamente en un cilindro, normalmente de aluminio, con una máquina llamada fonógrafo. En esa época un productor (un término aún no inventado) era simplemente quien estaba presente para manejar los aparatos. El trabajo de producción no consistía más que en saber cómo usar el equipo para que el artista pudiera grabar su interpretación.

Esta especialización limitada continuó en los inicios del siglo XX con la adopción del gramófono por parte de la industria musical para grabar y el disco máster de cera como medio. En ese momento, toda la música se grababa en vivo, no necesariamente frente a un público, pero con interpretaciones de una sola toma. Esta limitación suponía que un error obligaba a descartar toda la toma y volver a empezar de cero.

La cinta magnética hace más fácil la producción musical

La cinta magnética apareció en la Segunda Guerra Mundial cuando los técnicos de audio aliados escuchaban las emisiones de radio alemanas y descubrieron que habían sido pre-grabadas de algún modo en vez de en vivo. Tras la guerra, los ingenieros de audio americanos descubrieron el nuevo sistema y lo adoptaron para su uso en grabaciones comerciales.

En los años 50 la cinta magnética había sustituido a los discos en la primera revolución de la historia de la música grabada. La mayor ventaja de la cinta sobre el gramófono era su posibilidad de unir deferentes tomas de grabaciones, un proceso conocido como “edición” (“editing”).

Ya no iba a ser necesario descartar una grabación entera por un fallo. Y no solo eso, sino que los miembros de una banda podían grabar sus partes por separado en vez de todos juntos en el estudio. Los músicos podían grabar varias tomas y editarlas juntas para obtener la versión deseada.

El productor musical como director creativo

La mayor flexibilidad de la grabación en cinta magnética propició el verdadero nacimiento del productor moderno; esto es, alguien que no solo maneja los equipos de grabación, sino que también ofrece una guía creativa y artística en las interpretaciones, arreglos e incluso la composición. La opinión del productor empieza a influir en el sonido final de la grabación no solo desde un punto de vista técnico.

En los 60, productores como George Martin con los Beatles y Phil Spector con artistas de R&B como The Ronettes e Ike & Tina Turner popularizaron la idea del productor como una parte esencial del proceso de grabación. Spector en concreto fue pionero en el uso del estudio de grabación como su propio instrumento con su estilo de producción “Wall of Sound”, un enfoque orquestal a la música pop que influyó en otros visionarios como Brian Wilson de los Beach Boys para realzar sus grabaciones con más instrumentación.

(Deberíamos decir también aquí que nuestras opiniones de Spector como productor de ninguna manera pretenden ocultar sus acciones posteriores en la vida que lo llevaron a prisión por asesinato. Sin embargo, es imposible hablar de la historia de la producción musical sin hablar de Spector y su influencia).

Los productores desarrollan su propio sonido

A medida que personalidades desmesuradas como Spector empezaron a alzarse sobre sus grabaciones, la idea de que ciertos productores podían crear un sonido “marca de la casa” se extendió. El artista de pop experimental Brian Eno se vio solicitado como productor para otros artistas a mediados de los 70 después de que sus discos autoproducidos se hicieran populares.

Mientras muchos productores se mantenían en uno o dos géneros musicales en que se sentían cómodos (o solo uno en el caso de productores de jazz como Rudy Van Gelder), otros se aventuraron en los géneros que les apetecían. Tom Wilson saltó de un género a otro, grabando a artistas folk como Bob Dylan, proto-punk como Velvet Underground y el profeta del jazz de vanguardia Sun Ra, todo esto solo en los 60.

Al tiempo que los grandes productores musicales en la música pop comercial desarrollaron sus sonidos con equipo de alta tecnología, otros innovadores también aparecieron en todo el mundo haciendo lo mismo con tecnología más limitada. A finales de los 60 en Jamaica, por ejemplo, los productores hacían una copia única de una nueva canción para probar su capacidad de ventas. Esas copias se conocían como “dubs” y pronto los productores crearon mezclas instrumentales de la canción para su uso en clubs. De esta práctica nació el sub-género reggae, llamado apropiadamente “dub music” en los 70.

En los 80 una reacción a la mentalidad “más es más” de la década previa de excesos en el rock estaba en marcha, liderada por productores como Rick Rubin y Steve Albini. Estos productores eran muy solicitados por sus estilos de grabación minimalista, con Albini en concreto declarando que era solo un técnico que pulsaba “Grabar”. La popularidad de estos productores se daba principalmente entre los géneros más nuevos o “alternativos” con músicos jovenes, como metal, punk y hip-hop.

Por qué son diferentes los productores de hip-hop de los de otros géneros

Hablando de hip-hop, deberíamos señalar una diferenciación cuando definimos “producción musical”: las técnicas de producción usadas en hip-hop, música electrónica y otros géneros centrados en samples y beats.

En estos géneros, un productor tiene un papel mucho más activo en la creación de la música que en géneros centrados en instrumentos acústicos.

Igual que en rock y pop, algunos productores de rap tienen su propio sonido acompañado de personalidades desmesuradas. Dr. Dre fue pionero en el sonido G-funk de la Costa Oeste con sus líneas de bajo funky y los sintetizadores chillones marca de la casa.

A la vez, y en la otra punta del país, RZA asignaba al Wu-Tang Clan y a los proyectos en solitario de sus miembros un sonido considerablemente más rudo de la Costa Este a base de samples de discos soul desconocidos y extractos lo-fi de VHS de artes marciales de los 70.

Los productores de hip-hop crean las bases instrumentales sobre las que cantan los raperos, a la vez que guían al rapero en el estudio. Crean estos beats de diferentes formas:

  • Sampleando unos segundos de ritmo de batería (llamados “breakbeats”) y/o melodía y otros riffs y ganchos de discos usando un tocadiscos y DAWs (Digital Audio Workstation, software de producción de audio).
  • Creando sus propios beats con equipo como drum machines, sintetizadores y DAWs para hacer versiones digitales de instrumentos reales.
  • Grabando instrumentos en vivo

Combinan alguna o todas estas piezas a la vez con otros pequeños toques como “one-shots” (notas sueltas, acordes u otros efectos para añadir variantes al loop de ritmo) en un beat coherente usando el mismo software de mezcla que los productores de otros géneros. (Hablaremos del software más adelante en este artículo). 

Productores de hip-hop y creadores de beats

Algunas veces verás que a los productores de hip-hop se les llama “beatmakers”. Aunque puede ser (y muchas veces lo es) la misma cosa, hay una distinción: un beatmaker solo crea la parte instrumental.

Los beatmakers trabajan por su cuenta (o en equipos), normalmente sin coincidir en el estudio con el rapero. En contraste, un productor de hip-hop no solo puede crear las bases instrumentales sino también ayudar al rapero mientras interpreta en el estudio y aportar conocimientos técnicos.

Producción musical en la era digital

En los 90, las mujeres empezaron a entrar en la producción musical, con pioneras como Sylvia Massy trabajando en importantes discos, que llegaron a ventas de platino, con artistas rock como Tool, Red Hot Chili Peppers y System of a Down.

En los 90 también se vio la continuación de la evolución de la grabación y la tecnología digital de la década anterior. Álbumes importantes como Graceland de Paul Simon en 1986 se grabaron en cinta analógica pero fueron transferidos y mezclados en nuevos equipos llamados “digital audio workstation” (DAW). Las DAWs se normalizaron en los estudios de grabación en los 90, y en los 2000 la gran mayoría de la producción musical era completamente digital.

Producción musical COMO una forma de composición

Hoy, los productores musicales a menudo SON artistas y compositores, y viceversa. Las distinciones previas desaparecen.

A medida que las herramientas de producción de música electrónica han pasado a ser ubicuas, más canciones se escriben en el momento. Se crean desde cero COMO una producción.

Los ritmos, ganchos, riffs, y otros elementos instrumentales se conocen como el “beat”, que tiene el protagonismo desde el inicio del proceso. A menudo, un compositor de la línea principal (o productor vocal) aparece en el proceso para crear melodías vocales, letras y armonías.

¿Qué necesito para grabar música en casa?

Toda esta historia nos lleva al presente, en que los DAWs se han unido al avance en potencia de los ordenadores para hacer accesible la producción musical DIY prácticamente para cualquiera decidido a grabar su disco, con sonido profesional, en casa.

Pero no solo es software lo que necesitas. Si quieres grabar música en casa, aquí tienes una lista de las cosas que necesitas para empezar:

1.) Ordenador: Si tienes un ordenador fabricado en los últimos años, es muy posible que te sirva para producir música. El elemento clave es la RAM. La mayoría de DAWs necesitan al menos 8 gigas de RAM, lo que no es demasiado para los ordenadores más recientes (mi Macbook de 2015 tiene 8Gb de RAM, para que te hagas una idea). Esto es suficiente memoria para procesar hasta 25 pistas de audio con múltiples instrumentos y efectos, lo que es más que suficiente para todos, excepto los discípulos de Brian Wilson más ambiciosos.

También te conviene tener un disco duro con al menos 256 o 500 gigas de almacenamiento, lo que es también bastante normal en los ordenadores actuales. Este espacio es para guardar tus archivos de audio, que estarán sin comprimir, lo que ocupa bastante. Los discos duros sólidos (SSD) son mejores que los discos reales por su velocidad de grabación y lectura. Los SSD son mucho más asequibles ahora de lo que eran hace unos pocos años, así que si vas a comprar un ordenador nuevo para grabar en casa no necesitas gastar mucho por ese lujo extra.

2.) DAW (Digital Audio Workstation): Este es el software principal que usarás en tu ordenador. Hay muchos DAWs con precios que oscilan de gratis a varios miles de dólares. Muchos ofrecen suscripciones mensuales con diferentes niveles, los más caros ofrecen acceso a más funciones.

Dicho esto, incluso los niveles más básicos de la mayoría de DAWs ofrecen grabación en 16 pistas y la mayoría de las funciones que necesitas. Y cualquiera de los más populares te funcionará bien siempre que sea compatible con tu ordenador.

3.) Interfaz de audio: Estos son aparatos físicos que se conectan al puerto USB de tu ordenador y convierten sonido analógico (de una voz o un instrumento) en señal digital. Generalmente cuestan algunos cientos de dólares y, como los DAWs, la mayoría tienen las mismas funciones con diferencias menores en el diseño de los controles.

Aquí tienes algunas de las interfaces de audio más valoradas:

4.) Micrófono: Necesitarás algo para conectar a tu interfaz de audio y grabar tu música. Afortunadamente puedes comprar un micrófono de estudio de calidad por menos de $100. Hay dos tipos principales de micrófono, dinámico y de condensador. Cada uno tiene sus aplicaciones ideales, por lo que te conviene seleccionar uno (o ambos) dependiendo de cómo lo vayas a usar:

Los micrófonos dinámicos usan un diafragma magnético de bobina móvil. Son ideales para tocar y grabar en vivo o grabar instrumentos con gran volumen como guitarras amplificadas y baterías. Las baterías son especialmente difíciles de grabar bien.

Aquí tienes los cinco mejores micrófonos dinámicos por alrededor de $100 según la web de entusiastas de los micrófonos MicReviews:

Los micrófonos de condensador usan un diafragma conductor que vibra con la presión sonora. Su tecnología los hace más precisos que los micrófonos dinámicos, por lo que son perfectos para grabaciones cuidadosas de instrumentos acústicos y voces. Los micrófonos de condensador también necesitan una fuente de alimentación externa dado que funcionan con salida XLR, pero ya tienes una si compraste una interfaz de audio.

Aquí tienes los cinco mejores micrófonos de condensador por alrededor de $100, también según MicReviews:

Si tu presupuesto es algo mayor, los micrófonos de condensador de primera línea pueden costar más de $1.000.

Aquí tienes los cinco mejores micros de condensador entre $200 y $1000 según la tienda de audio Sweetwater:

5.) Auriculares: Así es como supervisas lo que estás grabando. Te convienen unos auriculares analíticos especialmente creados para grabar. Busca términos como “referencia”, “estudio” o “profesional” cuando vayas a comprarlos. El objetivo son los auriculares lo más planos posible en su respuesta de frecuencia para que la escucha sea una representación fiel de lo que has grabado. Mira una guía para escoger los mejores auriculares.

También puedes usar altavoces especiales para este cometido llamados monitores de estudio, pero estos suelen ser más caros que los auriculares. También suenan más fuerte, ya que son altavoces, por lo que no son ideales para la vida en un apartamento.

¿Puedo grabar música en mi tablet?

Si tu espacio es realmente limitado, o viajas mucho, o sencillamente te gusta la practicidad de la grabación portátil para tu equipo principal o su sustituto cuando estás en la carretera, puedes grabar música directamente en una tablet.

Los avances en tecnología móvil han hecho que dispositivos como un iPad sean capaces de grabar audio de calidad solo con el propio aparato, algunos accesorios y aplicaciones de audio. Las tablets normalmente tienen algunos cientos de gigas de almacenamiento, y muchas tienen ranura para tarjetas microSD para ampliar la capacidad guardando los archivos en tarjetas externas.

Aquí tienes las tres mejores tablets para grabación portátil:

Igual que con un ordenador, necesitarás una interfaz de audio para grabar música en tu tablet. La IK iRig parece ser la más recomendada, ¡y normalmente la encuentras por menos de $50!

E igual que en el ordenador, necesitarás un DAW para procesar y editar el audio en tu tableta. Estos se dividen entre iOS (Apple) y Android, así que te conviene buscar uno compatible con tu sistema operativo.

¿Puedo grabar música en mi smartphone?

Si buscas algo realmente portátil, incluso puedes grabar música en tu smartphone. ¡No necesitas más equipo que un iPhone o Android y una aplicación de audio!

Dos apps populares para grabar música en Android son:

Dos apps populares de grabación de música en iPhone son:

Si quieres mejorar la calidad de grabación de tu smartphone, puedes comprar uno de estos micrófonos externos por menos de $50:

¿Cómo monto un estudio de grabación casero?

Ya tienes tu equipo de audio y estás listo para ponerte manos a la obra. Pero antes debes tener una habitación adecuada para grabar. Este será tu estudio casero.

Te conviene escoger cuidadosamente la habitación para tu estudio casero. ¡Si estás en una casa con una habitación extra, ya lo tienes! Pero si estás en un apartamento o un lugar con espacio limitado, tu dormitorio tendrá inevitablemente que doblar sus funciones como estudio de grabación.

Los dormitorios (y en realidad cualquier cuarto de la casa) no están hechos para ser usados como estudio de grabación. Para convertir tu habitación escogida en un entorno de grabación adecuado, deberás hacer algo llamado tratamiento acústico.

¿Cómo trato mi habitación acústicamente?

Tu objetivo al incluir tratamiento acústico en tu estudio casero es hacer que el sonido del espacio sea lo más plano posible. Esto significa eliminar reverberaciones con absorción acústica, para que lo que quede sea el sonido directo desde tu instrumento o voz.

Sigue estos pasos para eliminar reverberaciones de tu estudio casero:

1.) Compra los tres tipos de tratamiento acústico:

  • Trampas de bajos para absorber frecuencias graves
  • Paneles acústicos para absorber frecuencias medias/altas
  • Difusores para dispersar las frecuencias restantes

2.) Muévete por tu habitación y da palmadas en todos los puntos que puedas. Busca sonidos tintineantes agudos. Estos son síntomas de mala acústica y crearán problemas en tus mezclas. Si estás en el típico cuarto con cuatro esquinas y un techo de altura media, es muy posible que la acústica sea mala.

3.) Usa el tratamiento acústico para resolver los siguientes problemas:

  • Esquinas. Pon trampas de bajos en las esquinas de tu cuarto. Estas son el elemento más importante del tratamiento acústico, y las esquinas son especialmente problemáticas para la reverberación de los graves. Poner trampas de bajos en las esquinas elimina reflexiones y apaga el exceso de bajos que podrían colarse en tu mezcla.
  • Ventanas. Pon paneles acústicos en las ventanas para taparlas. El vidrio refleja frecuencias muy brillantes que pueden causar problemas en tu mezcla.

4.) Repite el test de las palmadas a medida que avances en el tratamiento acústico hasta alcanzar el sonido deseado. Normalmente es una reverberación agradable y suave.

5.) Usa difusores para dispersar y controlar reflexiones de sonido si prefieres tener algo más de reverberación. Puedes combinar la ubicación estratégica de difusores con el material de tratamiento acústico para obtener el ambiente exacto que te gusta en la habitación.

6.) Usa un filtro de reflexión sobre tu micrófono si grabas instrumentos acústicos como guitarras acústicas o voces. Los filtros de reflexión evitan que la acústica rebote en torno a tu espacio, así obtienes una grabación íntima en vez de un sonido difuso.

¿Cómo grabo mi música?

El proceso de grabación –también conocido como “tracking”– puede ser una experiencia muy personal y subjetiva.

Dónde pones los micros, qué efectos y procesado usas, cómo tomas decisiones durante el proceso: Estas cosas cambian de un artista a otro y de un productor a otro.

Lo que suena “bien” o “mal” también depende de tu género musical, así que es difícil hacer aquí recomendaciones concretas. Sin embargo, YouTube es una mina de consejos de grabación y te sugiero que busques allí siempre que estés bloqueado.

Dicho esto, tengo algunos consejos generales que te ayudarán a ser productivo marcándote unos límites.

Cómo mejorar tus grabaciones marcándote limitaciones

En un espacio creativo, las opciones ilimitadas pueden volvernos locos.

Esto es especialmente cierto con la grabación de música digital, porque casi no hay límite en tu espacio de almacenamiento. Aunque, si eres como muchos artistas DIY, no tienes horas infinitas para pasarlas grabando, así que las restricciones de tiempo amplifican la presión. En este entorno, poner límites puede salvarte.

En otras palabras, vale la pena tomar decisiones a medida que avanzas.

¿Has visto “¿Las Cinco condiciones” (“The Five Obstructions”, Lars von Trier)? Es una gran película y una buena ilustración de cómo los obstáculos arbitrarios pueden ayudarnos a centrarnos e ir más allá de nuestras decisiones habituales.

Si vas a abrir una nueva sesión en tu DAW, ten en cuenta alguna de estas limitaciones creativas:

1.) Fija un número máximo de pistas antes de que empiece la sesión: No es infrecuente hoy día que las sesiones de grabación tengan 100 pistas. Claro, si estás grabando el nuevo número 1 para Doja Cat y realmente necesitas superponer 15 bombos, adelante. Pero si estás sacando tiempo de grabación los fines de semana, ¿realmente te conviene tener que enfrentarte a todas esas pistas cada vez que abres tu sesión?

En vez de eso, imponte una regla: Ninguna canción de este álbum tendrá más de X pistas. Puede ser 4, 8, 16, 24… lo que sea. (Pero si tu sesión tiene más de 24 pistas, no estás exactamente poniéndote límites, ¿no crees?).

Así que ponte la camiseta de minimalista. Te obligará a reducir las cosas a su esencia y te ahorrará mucho tiempo y problemas cuando llegues a la etapa de mezcla.

Consejo: Si estás cerca de tu límite de pistas y aún necesitas espacio para una pista extra de bombo, quizá puedas hacer una submezcla del cuarteto de cuerda o las seis voces de fondo en una pista estéreo, lo que nos lleva a…

2.) Haz submezclas, submezclas y submezclas: Si trabajas con un grupo de instrumentos que pertenecen al mismo universo, crea una submezcla de ese grupo (cuerdas con cuerdas, metales con metales, voces de fondo con voces de fondo, percusión con percusión, etc.). Una vez tengas la mezcla adecuada para cada grupo, ¡pásala a cinta (o guárdala en el ordenador), y ya no la cambies! Esto te ahorrará tiempo y preocupaciones cuando toque mezclar, y te dejará libres más pistas si necesitas añadir instrumentos.

Consejo: Si realmente te estás replanteando las submezclas cuando llegue el momento de la mezcla final, siempre puedes volver atrás a tu sesión (¡a menos que estés grabando en analógico!) y crear una nueva mezcla, aunque eso de alguna manera desmonta el objeto inicial de submezclar.

3.) Márcate unas reglas de instrumentación y paleta de sonido. Antes de empezar una sesión de grabación, decide qué instrumentos se usarán, qué efectos, qué samples, qué sonidos… y sé fiel a esta decisión durante todo el proyecto sin introducir más elementos. Quizá todas las baterías son una caja de ritmos Vintage 808, pero con shaker y panderetas reales. Fantástico. Suena muy bien. ¡Pero luego no puedes añadir una caja o platos reales! Quizá quieres usar un sonido limpio de telecaster con algunos delays. ¡Bravo! Prohíbete a ti mismo usar ninguna clase de pedal de distorsión en todo el álbum, y utiliza únicamente el crunch del amplificador. Fijando estas reglas de base, eres más creativo con los instrumentos que ESTÁS usando (para crear diversidad entre canciones a lo largo del álbum), Y acabarás dando una cohesión al proyecto como conjunto. Este tipo de limitaciones son muchas veces lo que da a los grandes álbumes determinado “feel”

4.) Márcate una cantidad finita de tomas por cada parte: Nada es peor que escuchar 20 solos de guitarra para encontrar los momentos mágicos de cada uno que puedan montarse juntos. Eso es una locura. No seas un robot. Sé humano. Dite a ti mismo: “Voy a clavar este solo de guitarra en tres tomas, si no lo consigo paso a otra cosa y vuelvo más tarde”. Y si no consigues nada que esté bien, borra esas tomas. Vuelve a empezar mañana.

5.) Deja cosas fuera: A veces una canción puede cobrar nueva vida cuando retiras un elemento que previamente habías pensado que era crucial para el arreglo conjunto. ¿Y si quitas el sintetizador de tu última canción hip-hop y te quedas con el loop de batería, el bajo y los samples? ¿Y si tu canción de cuna con guitarra acústica, acordeón y cello fuese realmente más interesante sin la guitarra? Experimenta quitando cosas. Dale aire a la canción. Podrías descubrir que menos es más.

6.) Toma decisiones sobre los efectos: ¿Te gusta la forma en que algo suene mientras lo estás monitorizando? Quizá estás cantando con un poco de reverberación y tu interpretación vocal se adapta bien a ese efecto. O quizá tienes un sonido de sintetizador que lo has hecho algo menos limpio y eso suena excitante. Bien. ¡Guárdalo! Grábalo en mármol, y sigue adelante. Una vez más, la mezcla será más rápida si tienes menos decisiones que tomar.

¿Cómo mezclo mi música?

Una vez has grabado todas las pistas de tu canción, el siguiente paso es mezclarlas juntas. Esto resulta en lo que se llama “mixdown”, que es el producto final de todas las pistas de una canción reunidas.

¿Por qué deberías mezclar tu mismo tu música? Porque la mezcla de audio es una parte esencial de la producción musical y aprender a hacerlo te hará ser un artista indie más autosuficiente.

Aunque puede ser un tanto técnico, aquí tienes algunos pasos básicos que cualquier aspirante a auto-productor debería seguir para evitar errores en la mezcla.

1.) Elige tu DAW: Ya hemos recomendado algunas DAWs para grabación doméstica. No solo se usan para grabar, sino también para mezclar. Una vez te has decidido por una DAW, no cambies y aprende todas sus interioridades para dominar sus funciones de mezcla.

2.) Configura tu sesión de mezcla: Puedes usar para ello las plantillas de serie de tu DAW. Estas plantillas suelen estar dirigidas hacia géneros concretos como rock o música acústica, y fijan el orden de mezcla de las pistas en consecuencia. También puedes crear tu propia plantilla, que responda a tus necesidades.

3.) Nombra adecuadamente las pistas: Dar nombre a las pistas con descripciones sencillas como “voz solista” y “guitarra acústica” te hará más fácil localizarlas en la mezcla.

4.) Pon código de color por instrumento a las pistas: Usa tu DAW para elegir colores para tus pistas por el instrumento a que perteneces. Si tienes tres pistas de guitarra rítmica en tu canción, ponles el mismo color y las localizarás rápidamente.

5.) Combina las pistas de instrumentos en un “bus”: Esto hará que procesar tus pistas sea más efectivo y creará sensación de unidad. Por ejemplo, jugar con efectos procesando todas tus voces juntas hará que suenen equilibradas en la mezcla.

6.) Ajusta el nivel de tus pistas: Equilibra los niveles de todas tus pistas. Tómate el tiempo de subir o bajar niveles de cada pista a lo largo de la canción para añadir excitación, calma, o cualquier otra emoción donde lo deseas.

7.) Sácale partido al estéreo con las panorámicas. Hay un motivo por el que la mezcla estéreo superó al mono hace décadas. Puedes panear las pistas hacia los canales izquierdo o derecho en tu mezcla para conseguir el efecto deseado en el oyente. Panear una guitarra rítmica en un lado y la solista en el otro hace que una canción sea más interesante y aporta una sensación de espacio a la mezcla. También da la impresión de que una banda completa está tocando en una sala incluso aunque no sea así.

8.) Procesa tus pistas con los siguientes efectos:

Ecualización (EQ), que es el equilibrio entre frecuencias en una canción concreta. Pasa por cada pista y ecualízala a tu gusto.

Compresión, que aumenta o disminuye el rango dinámico de una canción. Tu objetivo es obtener una mezcla equilibrada en la que nada se pierde o es demasiado fuerte. No iguales todo hasta el punto de que esté todo fuerte, o tu canción será una víctima más de la “guerra de loudness”.

Reverberación, que es la reflexión de ondas sonoras. Ya has controlado algo la reverberación al hacer el tratamiento de tu estudio casero. Si has hecho completamente plana la respuesta de frecuencias, puedes volver a añadir reverberación artificialmente en tu mezcla con tu DAW. Y si conseguiste la cantidad de reverberación natural deseada gracias a una perfecta colocación del tratamiento acústico y difusores en tu estudio doméstico, felicidades, ¡ya has terminado con los efectos!

9.) Comparte tu proceso con los demás colaboradores. Si estás en una banda o trabajas con colaboradores, es posible que este proceso sea más una democracia que una dictadura. Incluso si te ponen a cargo de la parte técnica, comparte los archivos a medida que los mezcles con tus colaboradores a través de Notetracks.

Finaliza tu grabación con la masterización

Una vez has grabado las pistas de tu canción y has hecho la mezcla final, tu canción está acabada en un 99%. Pero queda un paso más antes de que la grabación esté lista para publicar:

Necesitas masterizar tu grabación.

La masterización es el paso final en el proceso de grabación. Durante la masterización se aplican tratamientos de audio adicionales a tu mezcla para corregir frecuencias problemáticas y realzar la musicalidad de tu canción.

¿Cómo masterizo mi música?

Hay varias maneras de masterizar tu canción:

  • Puedes contratar a un técnico de masterización. Son especialistas que escuchan la mezcla final y ajustan el volumen general. Si es necesario, añaden efectos de post-producción o compresión adicional. Los técnicos de mastering normalmente cobran entre $50 y $100 por retoques menores, y $150 o más por el servicio completo de tratamiento de una canción.
  • ¡Puedes usar CloudBounce, un programa automático de mastering que funciona desde tu cuenta de CD Baby! CloudBounce usa un algoritmo controlado por parámetros que eliges para ajustar los niveles de tu mezcla y crear un máster final. Masterizar con CloudBounce solo cuesta $9.90 por canción. Aunque no es tan exacto como el ajuste por un humano de verdad de cada pequeño detalle de tu canción, es mucho más barato y rápido. Si ya has terminado tú mismo tu mezcla y solo necesitas ajustar niveles antes de distribuir tu canción, CloudBounce es la solución.

Publica tu música

Ahora que tu mezcla se ha convertido en un máster final, tu canción está lista para publicar. ¡Felicidades! Es hora de presentar tu canción al mundo.

CD Baby distribuye música a más de 150 plataformas digitales, y monetiza tu música en redes sociales y plataformas de video para que recibas el pago donde sea que se reproduzca tu música.

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